Paloma Hurtado

Cuando la emoción se vuelve movimiento.

Cuando tus pasos al bailar gritan palabras atragantadas.

Cuando el tejido se vuelve verbo y las contracciones rompen el cuerpo.

Cuando saboreas en tu boca la amargura mientras bailas, escuchas el eco de sus voces, ves con los ojos cerrados más allá de los límites del espacio y el tiempo.

 

Empiezas a entender la danza como un acto de fe, profundo y sincero.

Danza

Pensamiento

Cuerpo Político

Entonces bailar se vuelve un viaje, que nos hace transgredir las leyes de la naturaleza y ser una y miles al mismo tiempo, y estar fuera y dentro del tiempo; tocar con la mirada y agarrarte al corazón como si pudieras estrujar cada milímetro de carne de ese músculo que palpita vida en cada sístole y en cada diástole.

Ahí, en ese instante infinito y efímero, en ese momento en que la vida es plena y te consume sin piedad. Ahí, donde dejas de ser tú y te vuelves un ser infinito, el corazón se parte en mil pedazos que repartes entre cada alma que está cerca.

A día de hoy a eso se suma un sentimiento de responsabilidad muy fuerte en cuanto a la capacidad de devolver la empatía y la emoción a un mundo cada vez más individualista y desconectado.